Cualquiera que haya vivido en Calama durante un tiempo, se habrá dado cuenta de la cantidad de perros que habitan nuestras calles. Pero no todo el mundo se habrá fijado en los comportamientos que tienen.
Se han adaptado al medio en que viven… y punto.
Aquí algunos ejemplos:
¿En que momentos del día se dedican a perseguir autos y de paso tratar de morder el parachoques? Pues en las horas de frío, por la noche y al amanecer, así entran en calor…
Cuando se desplazan de un lugar a otro para sus “asuntos perrunos”, ¿Por donde cruzan? Pues por los pasos de peatones, incluso me ha parecido ver como alguno incluso ha esperado la luz verde del semáforo para pasar (y no, no estoy exagerando)
Cuando son perros callejeros, sin casa definida que los acoja, se vuelven “choritos” hacen la siesta del mediodía en el pavimento y si vas en auto, pues apártate tu que para eso tienes ruedas y estás en movimiento.
También los hay que trabajan, he visto a algunos que trabajan de nocheros acompañando a las garitas de guardias de diversas empresas.
Como se dice por ahí, el perro calameño está hecho de otra pasta, si no, ¿Cómo son capaces de aguantar al raso esas frías noches que se dan con frecuencia en nuestra ciudad? Como dijo cierto tuitero calameño (@jcoronelc), tenemos perros comandos… Y también un poco trolls cuando les da por perseguir a ciclistas y asustarlos.
Bueno, yo me voy ahora a la calle a seguir observando a estos entretenidos animalitos.
En la foto, quiltros albañiles organizando la faena del día.
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